La prueba del ADN salva a Santi


Liberado un joven tras pasar cinco meses en la cárcel por una denuncia falsa de violación

Mercè Pérez Pons
EL PAÍS.com
Tarragona 25 ENE 2012
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García abraza a un familiar, ayer a la salida
de la cárcel. / JOSEP LLUÍS SELLART
“No hice nada y lo he pasado muy mal, la prisión es otro mundo, ha sido muy agobiante”. A Santi García, de 27 años y vecino de Cambrils (Baix Camp), le costaba ayer articular palabra mientras sus padres y familiares le abrazaban sin parar a las puertas de la cárcel de Tarragona. A última hora de la tarde, tras casi cinco meses en prisión preventiva, el titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Reus decretó libertad sin cargos para el joven, al que una chica de su misma edad y de origen colombiano acusó de violación.

La pesadilla de Santi se inició el 2 de septiembre de 2011 en Cambrils. Esa noche conoció a L. T. C. y a las seis de la mañana la acompañó a su casa dando un paseo. Las palabras dejaron paso a las caricias e iniciaron un escarceo sexual echados en la hierba. Sin embargo, según la versión de Santi, él mismo decidió frenar la situación porque la chica le mordió el pecho y le arañó, y al joven no le gustan este tipo de juegos sexuales.

Acto seguido, cogió un taxi y se fue a dormir, pero a la mañana siguiente los Mossos lo arrestaron: la chica había presentado una denuncia por violación y por haberle propinado varios golpes. La juez, tras escuchar la versión de L. T., ordenó el ingreso del joven en prisión sin fianza. Después, los forenses examinaron restos de semen de la vagina de la joven, quien trabajaba en un local de intercambio de parejas en Salou. Al final, los resultados dictaminaron que no pertenecía al acusado. Aun así, Santi siguió en la cárcel. “Faltaba la última prueba de ADN, la del semen que encontraron en las bragas, y también se ha demostrado no es de Santi”, afirma su abogado, Pere Sutil. El letrado pedirá el sobreseimiento del caso. “Todo ha sido un cúmulo de despropósitos. Trabajaba en un restaurante de renombre y ha perdido el empleo por la denuncia”, afirma la madre de Santi, Lluïsa Ferraté. “Hemos pasado las Navidades con su foto presidiendo el salón. Alguien tendrá que pagar por todo el sufrimiento ocasionado”, dice Anabel Muñoz, familiar del chico.

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“Ahora necesitaré ayuda psicológica”

Un inocente sale de la cárcel cinco meses después tras demostrar el ADN que no violó a la chica que le denunció

Mercè Pérez Pons
EL PAÍS.com
Cambrils 26 ENE 2012
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García en su domicilio en Cambrils.
 / JOSEP LLUÍS SELLART
Santi García, un vecino de Cambrils (Tarragona) de 27 años, salió ayer de casa en busca de un poco de sol. Quería dar un paseo, sentir la libertad. El martes, la titular del Juzgado número 4 de Reus decretó su libertad sin fianza tras tenerle cinco meses en prisión preventiva por una denuncia de violación que el ADN ha demostrado falsa.Su pesadilla empezó el 2 de septiembre. El hombre salió a cenar con su hermano y su cuñada. Hacia las seis de la mañana se despidieron. Santi estaba sacando dinero en un cajero cuando una chica a la que no conocía, L. T. C., colombiana de 27 años, se le acercó y lo saludó. “Empezamos a hablar y me pidió que la acompañara a casa, me ofrecí a pagarle un taxi, pero dijo que prefería caminar”, explica Santi. Estuvieron andando por el paseo marítimo y después se tumbaron en la hierba. La conversación dio paso a caricias, besos y terminaron iniciando un escarceo sexual. “Al final no lo hicimos porque ella me mordió y arañó en el cuello. Le dije que no me gustan estos juegos sexuales y la aparté”, dice.
Según Santi, él llamó a un taxi y se fue a dormir. A la mañana siguiente, los Mossos d’Esquadra lo llevaron a comisaría: la chica había presentado una denuncia por agresión sexual. De ahí pasó a la cárcel. “Estuve 15 días incomunicado, sin poder hablar con mis padres, no entendía nada, lloraba, tenía ansiedad y me ahogaba”, cuenta.
El padre de Santi, Pedro García, recuerda compungido el descarnado diálogo que mantuvo con su hijo. “Le dije: ‘Si lo has hecho, lo pagarás’. Pero él me juró que era inocente y empezamos a luchar por su libertad”.
La denunciante, que tiene una niña de nueve años, trabajaba en un club de intercambio de parejas en Salou. Tras poner la denuncia, cambió su versión inicial y dijo que Santi, además, la había intentado matar. “Estuve destrozado hasta que un día un compañero de celda me puso las pilas. Me gritó: ‘Eres inocente, ¿por qué no haces nada?”.
Las pruebas de ADN tenían que estar listas en 15 días. Pero pasaban los meses, los resultados no salían. Este enero contrató a otro abogado, Pere Sutil, quien dio la vuelta al caso. Volvió a exigir los resultados del ADN. “Encontraron restos de semen en la vagina de la chica, pero no eran de Santi”, relata Sutil. La última prueba llegó el martes por la noche. “El semen que tenía en las bragas tampoco era de él”. Ayer, el abogado pidió que la chica vuelva a declarar. Después, solicitará el sobreseimiento del caso y no descarta emprender acciones legales contra ella. Santi nunca olvidará lo ocurrido. “Necesitaré ayuda psicológica. ¿Cómo voy a darle un beso a una chica después de todo?”.